Agua limpia, agua clara, de caudal refrescante y cristalino,
sin saber ni cómo, ni por qué,
yo te soñé,
y en suave murmullo a mis recuerdos el hechizo de tu manto me envolvió,
y fuiste velo y cola de aquel traje, vestido de tul y encaje,
con el qué un día, años hace, aquella novia desposó.
Chus
¡Qué hermoso el poema! Y la imagen tiene unos tonos preciosos.
ResponderEliminarBesos